El origen de las brujas

Fue una de esas tibias tardes de otoño en el campo, de interminables charlas con mi abuela Hortensia, que escuché sorprendida la historia de su niñez y de mis locas, locas antepasadas de pelo rojo.

Hacía tiempo que sentía una inmensa curiosidad por su mágico universo, por el mundo de la hechicería, por el enorme misterio que envolvía a todas esas mujeres de cabello de fuego y nombre de flor.
Sentadas en su hamaca de jardín, la abuelita me contó la fantástica e increíble historia de cómo llegó a este mundo y de mi bella bisabuela Dalia, la hechicera más hermosa de todos los tiempos.
También me habló del resto de la parentela, de las mujeres brujas, del campo, de la pobre Doña Cata, y de una extraña y endemoniada tía llamada Pasionaria.